lunes, 28 de noviembre de 2022

Consejos Para El Y La Musulmana. La Oración

 CONSEJOS PARA EL Y LA MUSULMANA 

Autor: Karonlains Alarcón Forero (Sherezada)

La oración 

Como musulmana conversa ha sido difícil cambiar ciertos hábitos que he cultivado durante años, que además han dificultado el cumplimiento de las normas sunna. Como parte de mi trabajo docente también he aprendido la importancia de romper con estos malos hábitos, pero no quedarse en ello, al contrario, cultivar buenos hábitos. Esto es mucho más complicado de lo que se piensa, además de requerir de una buena dosis de fuerza de voluntad se necesita un objetivo claro. Nosotros como musulmanes tenemos la ventaja de que este objetivo ya está definido: obedecer a Dios en todo momento, rogándole a Él que nos conceda la fuerza de voluntad necesaria. 

Pero como dicen en mi país: a Dios rogando y con el mazo dando; el trabajo debe ir a la par de los pensamientos: obras, acciones y plegarias. Para ayudar en este cambio, he recopilado una serie de consejos que espero puedan ayudar en la labor de cambiar nuestro hábitos acorde a la sunna del Profeta (Bendiciones y Paz sean con él). 

Este primer artículo contiene consejos acerca de cómo mejorar nuestra práctica de la oración, pues es una de las obligaciones fundamentales del musulmán:

“Yo soy Al-lah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame solo a Mí y haz la oración para recordarme.” (Corán 20:14)

“Cumple con la oración, porque la oración preserva de cometer actos inmorales y reprobables.” (Corán 29:45)

Se transmitió de Yábir, que Allah esté complacido con él, que dijo el Mensajero de Allah, Él le bendiga y le dé paz: “El ejemplo de las cinco oraciones es como el de un río de agua corriente y abundante en el que se lavara uno de ustedes, cinco veces cada día.” Lo relató Múslim.

Ante todo, recuerden que toda acción debe ser hecha con la intención de agradar al Creador:

“Dios no necesita de la carne ni de la sangre [de sus ofrendas], Él desea que ustedes alcancen la piedad [mediante la práctica de este rito]. Con este fin se los facilitó. Alaben a Dios por haberlos guiado. ” (Corán 22:37) 

Además, la intención es una de las condiciones de la oración (Salah). Esta obligación está registrada en el siguiente hadiz:


Omar Ibnu Al Jata Al Qurashi narró que oyó decir al Enviado de Allah (B y P): “Los actos valen por su intención. Todas las personas serán recompensadas según sus intenciones. Quien haya emigrado sinceramente por Allah y Su Mensajero, su emigración habrá sido por Allah y Su Mensajero. Pero quien haya emigrado para obtener algún beneficio mundanal o para casarse con una mujer, su emigración habrá sido por aquello que emigró.” [Bujari y Múslim]



  1. Consejos para realizar la oración 

  1. Un rincón islámico: Al igual que tienes un escritorio para tus trabajos y tareas, o un lugar para tu computador, haz un espacio para tu din; es una de las mejores medidas que podemos tomar, no solamente nos sirve como un lugar de oración 5t6 sino también de estudio y recogimiento. No es necesario que sea muy grande, adecúalo como quieras y según tus necesidades. Te recomiendo: una mesa baja para poner el Corán y otros libros de estudio, una agenda de tomar apuntes, tapete para rezar; como no estamos acostumbrados a sentarnos en el piso, si es posible una silla para el piso con buen soporte de espalda, son bastante comunes en los almacenes que venden artículos para jardinería (recomendada en especial para quienes sufren de problemas de espalda y personas mayores).

Ten en cuenta los requerimientos para un lugar de oración: que esté libre de impurezas, que no se ensucie de orín o desechos animales o humanos, que no hayan fotografías o imágenes y que esté orientado hacia la Kaaba, que es una de las condiciones del Salah, en lo posible perfúmalo con incienso o perfume pues el Profeta (B y P) amaba los buenos olores.

Hay muchos musulmanes que tienen mascota en la casa, para ellos es recomendable que tengan un tapete que tiendan cuando van a rezar y recojan al terminar para evitar que se contamine. También es recomendable acostumbrarse a dejar los zapatos en la puerta y andar en medias o pantuflas en casa, para mantener alfombras y pisos libres de impurezas del exterior. Recomiendo adecuar un pequeño espacio al lado de la entrada principal para dejar allí los zapatos. Esto aplica para hogares islámicos o siempre que las personas no musulmanas que vivan en la misma casa estén de acuerdo.

Personaliza tu rincón islámico de la manera que más te guste y vaya acorde a tu personalidad. El objetivo es que te sientas a gusto para que puedas pasar cada vez más tiempo en este espacio rezando, leyendo el Corán y libros islámicos, haciendo díker o súplicas, etc.

  1. Olvida las cosas de medio oriente: los tapetes iraquíes son una metáfora de hermosura, los perfumes sauditas inundan el olfato de belleza, las ediciones en árabe del Corán son obras de arte de la imprenta, y sí, todo esto y mucho más es maravilloso. Pero seamos realistas, en muchos países conseguir estos artículos es bastante difícil, además de costoso. 

Busca la comodidad y la belleza a tu gusto. Muchas veces por no tener el tapete árabe o el dinero para comprarlo, posponemos la creación de un buen espacio. Además, en ninguna parte de la sunna dice que es obligatorio que nuestro rincón islámico sea un rincón árabe. Si no cuentas con el dinero o la disponibilidad de cosas de medio oriente, o simplemente te gusta la decoración de otro tipo, hazlo con lo que tengas a mano. En América se consiguen hermosos tapetes de tejido indígena, una brújula normal te orientará hacia la Quibla, una mesa baja en plástico, mimbre o guadua te sirve para poner el Corán y que no toque el piso, al igual que un atril de madera, etc.

  1. Escucha el adán: Literalmente ¡escúchalo! Así vivamos en países que no tienen mezquitas y donde no se escucha el llamado a la oración por toda la ciudad, hoy en día contamos con cientos de dispositivos electrónicos y programas que nos hacen escuchar el adán. 

Programa tu celular, tu agenda, tu computador, y si es posible hasta las alarmas del reloj. Que tu casa, tu lugar de trabajo o tu bolso resuene con cada oración. Como conversos no tenemos disciplina para rezar, y a veces se pasan los tiempos de oración sin siquiera notarlo. “¿Ya es hora del mágrib? ¡Ni siquiera he rezado el dújur!” Me sucedió muchas veces.

Además de tenerlo programado, un consejo adicional: reza cuando lo escuches. En Egipto (país en el que resido) hasta las clases se detienen unos momentos para poder rezar. Muchas veces dejamos la oración para después: es que estoy en clase, en cuanto termine este trabajo, ahorita me levanto y rezo, etc. Pero esto deriva en que se nos olvide o se pasa el tiempo y seamos negligentes en nuestra oración. Tampoco te avergüences, si estas en el café con los amigos o en el centro comercial no sientas pena de retirarte un momento para cumplir con tu oración, recuerda el sura la Ayuda Mínima:

“¡Ay de los orantes, que son negligentes en sus oraciones [realizándolas fuera de su horario]!” (Corán 107:4-5)

Si estás en tu lugar de trabajo o en el estudio, habla con tus superiores o docentes para que te permitan salir unos cuantos minutos a orar, recupera ese tiempo de la oración llegando quince o tal vez media hora más temprano a tu lugar de trabajo, evitarás así que sea una excusa para que te pasen un memorando o para que tus compañeros de trabajo sientan que “malgastas” el tiempo. 

En caso de que encuentres reticencia o no puedas abandonar tu puesto de trabajo/estudio por un intervalo de tiempo, así sea corto, entonces puedes programar alarmas para que te recuerden la oración en cuanto tengas el tiempo, lo ideal es ponerte una meta: ni una sola oración tarde. 

  1. Haz ablución cada vez que entres al baño: hay varias condiciones para realizar la oración, una de ella es estar en estado de pureza. 

“¡Oh, creyentes! Cuando se dispongan a hacer la oración lávense el rostro y los brazos hasta los codos, pasen las manos [húmedas] por la cabeza y [laven] los pies hasta los tobillos. Si están en estado de impureza mayor, tomen un baño [completo]. Si están enfermos o de viaje o han hecho sus necesidades [biológicas] o han cohabitado con su mujer y no encuentran agua, usen [para la ablución virtual] tierra limpia y pásenla por el rostro y las manos. Dios no quiere imponerles dificultades, solo quiere purificarlos y completar Su favor sobre ustedes para que sean agradecidos.” (Corán 5:6)

El Profeta (B y P) dijo: “Allah no aceptará la Salah sin la purificación.” (Múslim y otros)

En la sociedad occidental no somos conscientes de nuestro cuerpo, muchas veces nos preguntamos: ¿tengo ablución? Y sinceramente no sabemos la respuesta, y ante la duda preferimos esperar. Otras veces tenemos el tiempo reducido (por el trabajo, el estudio, el ritmo de vida moderno…) y diez minutos de salá más diez minutos de ablución ya es media hora, así que postergamos y postergamos la oración hasta que se nos pasa el tiempo adecuado. 

O tal vez por incomodidades externas nos da pereza hacer ablución: hace mucho frio, el baño está atestado de gente (pasa regularmente en los lugares de trabajo), se corre el maquillaje, no tenemos tiempo de quitarnos los zapatos, desamarrarnos los tenis, las botas, etc. Siempre encontramos excusas.

Para evitar todo esto, lo mejor es hacer ablución antes de salir del baño o salir de la casa. Además, una vez lo aprendamos lo hacemos sin demora y mantenemos en estado de pureza todo el día, que es siempre lo mejor.

  1. Cuenta con ropa adecuada: otra de las condiciones de la oración es cubrir el aura, que para el hombre es del ombligo hasta debajo de las rodillas y para la mujer todo su cuerpo excepto las manos y el rostro. Dice Allah:

¡Oh, hijos de Adán! Vistan con elegancia cuando acudan a las mezquitas. (Corán 7:31)

Es importante contar con la ropa adecuada: que no sea transparente ni ceñida, y que cubra todo el aura, y en esto ¡ojo! Hermanos, la regla aplica también para ustedes. Los pantalones justos y las camisetas ombligueras no sirven para rezar. 


Como conversos, pocas veces usamos la ropa sunna todo el tiempo, en especial en el caso de las mujeres. Les recomiendo tener una prenda de vestir que cumpla con los requerimientos, en el caso de los hermanos una camisa amplia y larga que los cubra adecuadamente, aunque su aura es desde el ombligo siempre es recomendable que se cubran un poco más, en especial el pecho y el área de los hombros. La camisa debe ser suelta y permitirles hacer la inclinación sin que se vea la piel.

Para las hermanas hay unos trajes de oración que se pueden confeccionar muy fácil: consisten en una falda amplia con una pretina de resorte y un jimar largo que cubre toda la parte superior, con esto no importa como estén vestidas, cubrirán su aura adecuadamente en todo momento.

  1. Equipo de viaje a la mano: Sería ideal poder rezar siempre en una mezquita o en nuestro espacio islámico en casa, pero la realidad del mundo es muy distinta y tenemos que adecuarnos a ella. La mayoría del tiempo la oración nos pilla en la calle, en el centro comercial, en el bus, en el trabajo, en la universidad, etc. Entonces, ¿cómo aplico los consejos anteriores?

Te recomiendo hacer un equipo viajero, un kit que puedas cargar contigo siempre y que te ayude a hacer la oración:

* Un tapete de oración: venden unos de plástico que ocupan muy poco espacio, son recomendados. Si no los consigues, puedes comprar plástico por metros en las tiendas escolares, los hay de todos los colores, recuerda no escoger los que tengan dibujos de personas o animales, por lo regular con un metro es suficiente, se dobla pequeño y te cabe en un cuaderno. Hazle una flecha para indicar hacia donde “apuntar” tu tapete. 

* Una brújula para encontrar siempre la Kaaba. Busca en internet cómo usarla y puedes apuntarle por detrás las indicaciones de la Kaaba: al nororiente, suroccidente… depende de tu ubicación. Venden brújulas especiales que siempre apuntan a la Kaaba o tapetes con la brújula incluida, si puedes conseguirlos sería ideal. 

* Un recipiente con agua para la ablución. Una simple botella de agua nos sirve, pero si es algo más pequeño y portátil mejor, hay cantimploras de medio litro que además cierran herméticamente con lo cual no corres riesgo de mojar todo lo que llevas en el bolso. Se consiguen muy fácil en tiendas de campamento. También es útil para lavarte cuando vas al baño, en países donde los retretes no cuentan con ducha para el aseo íntimo.

* Ropa adecuada. Bueno, no vas a cargar con una abaya con jiyab o en el caso de los hombres con una gigantesca camisa pakistaní. Lo recomendable es llevar una camiseta grande y las mujeres que no se cubren el cabello  pueden usar en su vestuario regular una bufanda o pashmina de adorno para el cuello, en el momento de la oración se la ponen a manera de jiyab y listas para rezar.

* Por el lugar de oración no se preocupen, desde que la tierra esté libre de excrementos nos sirve para rezar, recuerden lo que dijo nuestro amado Profeta (ByP): 

“Me ha sido otorgada toda la Tierra como mezquita, pura y limpia. A todo hombre de mi nación que le llegue la hora de la oración, que la realice donde se encuentre.”

En espacios públicos intenta rezar mirando hacia una pared, si no puedes no olvides poner la Sutra, un bloqueo que debe medir la distancia entre tu mano y el codo en frente tuyo para que las personas que pasen por tu frente no te rompan la oración. Puedes usar tu mochila si es lo suficientemente alta, o un pedazo de cartón, o un cuaderno grande abierto. Recuerda que no puedes hacerlo en un baño, y ten cuidado con los prados donde suelen hacer sus necesidades los perros y otros animales.

  1. Aprende a rezar: parece una tontería, pero es cierto. Aprende a rezar en primera instancia, muchas veces cometemos errores y ni siquiera lo notamos. Hay cientos de videos y guías en internet que puedes descargar; si puedes encontrar a alguien que te enseñe mucho mejor, el Mensajero de Allah (B y P) dijo:

“Lo primero por lo que el hombre deberá rendir cuentas el día de la resurrección será por la oración. Si es válida, toda su obra lo es; si es defectuosa toda su obra lo es.” (Bujari)

En tu rincón islámico puedes poner una cartelera con los pasos y los suras en árabe para irlos aprendiendo de a poco, recuerda ponerla al frente para que no tengas que mover la cabeza durante la oración, también puedes rezar con un papel para memorizar. Pon un horario con el número de rakás (ciclos de la oración) en cada ocasión y repasa antes de iniciar, para que no tengas excusas una vez seas un orante.

La concentración es importante, pero no te angusties si al principio se te dificulta. Si te descubres en medio de la Salah pensando en el almuerzo o en qué ropa vas a comprar, no te mortifiques, respira hondo y vuelve a enfocarte, no desesperes. 

Para la concentración ayuda mucho estudiar acerca de la oración, sus pilares, las condiciones, los tipos, cuándo se realizan, etc. Mejorar nuestra oración es uno de los mejores actos de adoración. 

Recuerda que la oración es buena en cualquier momento, y que existen más que las cinco oraciones obligatorias; rezar siempre nos acerca al Creador:

 Abu Firas Rabiah Ibnu Kab Al Aslami, sirviente del Enviado de Allah y uno de Ahl As Súfah, dijo: “Dormía cerca del Enviado de Allah y le acercaba agua para su ablución y para lo que necesitara. Una vez me dijo: ‘¡Pídeme algo!’ Le dije: ‘Suplica a Allah que sea tu compañero en el Paraíso.’ Dijo: ‘¿Alguna otra cosa?’ Le dije: ‘¡Sólo eso!’ Dijo: ‘Ayúdame a conseguir tu súplica acrecentando tus postraciones (oraciones).’” [Múslim]

Parte de la oración es decir los suras del Corán en árabe, tarea que parece titánica cuando nos detenemos a pensar que este es uno de los idiomas más difíciles de aprender; aun así, muchos estudian con esmero estos y otros tópicos islámicos. Sobre este tema versará el siguiente artículo. 

“¡Oh, Señor mío! Haz que tanto yo como mis descendientes seamos fervientes practicantes de la oración.” (Corán 14:40)



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miércoles, 23 de noviembre de 2022

Déjalo fluir

DÉJALO FLUIR

Autor: Karonlains Alarcón Forero (Sherezada)




Ayer estaba rezando el dujur cuando sonó el timbre de mi casa, por supuesto que me desconcentró y mi primera reacción fue ir a revisar la puerta, pero me dije: “no, estás en oración que otro atienda”, así que me quede en quiam[1] tratando de concentrarme, entonces volvió a sonar el timbre, escuchaba a mi hijo mayor trastear en su habitación y mi esposo trabajando en la oficina que compartimos en casa; interiormente estaba gritando “¿ES QUE NADIE VA A ATENDER LA PUERTA?”, pero intentaba no perder mi oración. Terminé de recitar, hice el ruku y luego el suyud, estaba en la postración cuando escuché el timbre por tercera vez, pensé: “bueno ya está, todo lo tengo que hacer yo”, terminé la oración tan rápido como pude y en lugar de quedarme haciendo suplica me levanté echa una furia, pensaba: “pero me van a escuchar, nadie en esta casa ayuda, yo tengo que hacerlo yo…” y otra vez la frase: “todo lo hago yo”.

Antes de irme a pelearle a mi esposo, que estaba en horas de trabajo, o a mi hijo, que recién llegaba del colegio y se estaba cambiando el uniforme, Allah, Alabado sea, me regaló un poquito de su paciencia y recordé el siguiente jadiz:

Relató Abu Juraira -que Allah esté complacido con él- que un hombre le dijo al Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-: "Aconséjame". El Profeta dijo: "No te enfurezcas". El hombre insistió varias veces, y el Profeta dijo: "No te enfurezcas". Lo transmitió Bujari.

 

Tomé la decisión de quedarme un momento mientras me tranquilizaba, escuché el timbre una cuarta vez, ya calmada me di cuenta que no era el timbre de mi casa, sino la del vecino que solo yo escuchaba con claridad porque la musala queda justo al lado de la pared compartida.

Me sonrojé, me había incomodado en la oración y perdí mi momento de hacer suplica, casi inicio una discusión familiar y todo por una tontería. Al rato le conté la anécdota a una amiga y en lugar de reírse (como yo esperaba que hiciera) empezó con una diatriba contra los esposos: es que no ayudan, es que nunca hacen nada, es que una tiene que encargarse de todo…, y otra vez la frase, solo que esta vez con un plural de género: es que todo lo hacemos nosotras.

Bueno, me dije mientras ella seguía despotricando contra el género masculino, eso no puede ser así, las mujeres no podemos ser las que hagamos todo. Me he puesto en la tarea de investigar al respecto y me he encontrado que como mujeres latinoamericanas[2] tenemos muy interiorizado el discurso: yo hago todo.


Según la Psicóloga chilena Pilar Sordo, esta actitud tiene que ver con la “retención”. Las mujeres estamos programadas para retener, es uno de los instintos que nos ayudan a crear hogar, el problema es que no volemos hiperretenedoras, creando imaginarios de: solo yo hago las cosas, solo yo trabajo, tengo que hacerlo todo yo, si no lo hago yo no lo hace nadie, etc. Que son idearios dañinos porque la mujer empieza a creer que es la única que colabora en casa, y que hace cosas, lo que genera que desconozca el trabajo de los demás miembros familiares. Además, poco a poco se van a sumiendo cargas que no nos corresponden y terminamos sobrecargadas de trabajo, estresadas y peleando por cualquier cosa.   

Es como cuando se le pide ayuda a un hijo para algún oficio, pongamos lavar la loza, y como no lo hace a nuestra manera, es decir, como nosotros queramos que lo realice, entonces le reñimos en lugar de agradecerle. En este proceso perdemos la tranquilidad, porque estamos constantemente pensando que nadie mas lo va a hacer ¿Qué no van a hacer? No importa, cualquier cosa, pero seguro no lo van a hacer, y claro, cuando se busca se encuentra, y siempre vamos a encontrar que no hicieron lo que nosotros queríamos que hicieran.


Ser retenedoras en equilibrio es parte importante de un buen funcionamiento hogareño, pero cuando se excede es cuando empezamos a asumir roles y tareas que no nos pertenecen, lo que hace que nos agobiemos con las tareas del hogar. Entonces cabe preguntarnos ¿Cómo soltar?

Hay varios pasos, en primer lugar, es importante reconocer que somos retenedoras excesivas, aceptarlo. Luego revisar en cuales aspectos hacemos esto, no es posible ser retenedora en todo, pero hay aspectos, por ejemplo en el oficio, solo nosotras lo hacemos o solo cuando nosotras lo hacemos sentimos que está bien hecho, hacer la compra, alistar ropa, etc.

Luego analizar nuestras actitudes para poder cambiarlas, siempre teniendo en cuenta la sunna y el comportamiento adecuado. Hablar con la pareja para que nos ayude en el proceso de reconocimiento y cambio resulta fundamental ya que ellos pueden darse cuenta de actitudes que nosotras invisibilizamos.

Una técnica que recomiendo mucho y que da grandes resultados es la de llevar un diario, un cuaderno/libreta en la que nos tomemos el tiempo de escribir día a día reflexiones sobre nuestras actitudes hiperretenedoras, el ejercicio de la escritura genera reflexión, además dejarlo consignado es una forma de analizar y ver el proceso. Cuando, unos meses después, se lean los primeros apuntes se puede ver lo mucho que hemos avanzado.

En todo el proceso, es importante hacer mucha suplica para que Allah, alabado sea, nos ayude a manejar estas situaciones y cambiarlas. Recuerden que solo de Él proviene todo el poder y la gloria.


Dios es poderoso, Sabio. (Corán 9: 71)

Yo por mi parte decidí desconectar el timbre y retornar al ancestral método de tirar piedritas a las ventanas frontales, y dejo que cada quien responda por lo que le corresponde.


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Notas

[1] Postura de la oración islámica en la que se está de pie.

[2] Solo puedo hablar de latinas porque han sido las que he entrevistado, no conozco si la misma situación se repite en otras partes del mundo. 

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jueves, 17 de noviembre de 2022

Soy Nuevo Musulmán ¿Debo Cambiarme el Nombre?

 SOY NUEVO MUSULMÁN ¿DEBO CAMBIARME EL NOMBRE?

Autor: Karonlains Alarcón Forero (Sherezada)




Esta es una pregunta recurrente entre los nuevos musulmanes, y espero poder ayudarles con este artículo. ¿Cuándo un musulmán debe cambiarse el nombre? Es una pregunta que muchos conversos se hacen, debes saber que hay tres ocasiones obligatorias:


1. Cuando tu nombre va en contra de las creencias islámicas: En épocas pasadas, muchas personas solían tener nombres como Sirviente de Shiva, Hijo de Lot, Mefistófeles, etc. Este tipo de nombres van en contra del monoteísmo islámico y, por esa razón, debían cambiarse. Sin embargo, hoy en día ya no son tan comunes. 


Aquí se debe aclarar que no se hace referencia a los nombres de los ángeles: Gabriel, Miguel, etc., ni a nombres de los profetas: Daniel, Moisés, etc. Estos no están dentro de esta categoría.


 
2. Cuando tu nombre hace referencia a algo peyorativo o va en contra de tu dignidad: Uno de los derechos de los niños en el Islam es a gozar de un buen nombre, uno que les garantice la buena identificación. Nombres que vayan en contra de este principio deben ser cambiados. 

Recuerdo hace unos años la historia de una mujer que dio a luz en el Transmilenio, el sistema de transporte masivo de Bogotá, y que a su hija la nombró Transmilenia, o un padre que puso a su hijo Supermán Bruce Wayne; este tipo de nombres hará que las personas sean objeto de burlas, y por ello deben cambiarse. 

3.    Es permitido cambiarse el nombre, no los apellidos. En el Islam se respeta mucho a la familia y los lazos familiares: “No rompen los lazos familiares que Dios ordenó respetar”. (Corán, capítulo El Trueno, 13:21). Por esta razón, no se deben cambiar los nombres que identifican los lazos consanguíneos, que en el caso latinoamericano son los apellidos.

Algunos conversos no se sienten a gusto cambiándose el nombre porque se identifican con él, le tienen aprecio, no quieren contradecir a su familia o la razón que sea; debes saber que estos son los casos en los que es obligatorio cambiárselo, si el tuyo no entra en alguna de estas categorías, no tienes ningún inconveniente, puedes seguir llamándote Amanda, Patricia, John, Brian, etc. 

Es posible cambiarse el nombre de manera legal, es decir, haciendo todos los trámites necesarios ante el Estado y las entidades correspondientes para figurar con el nuevo nombre, en documentos antiguos como diplomas o certificados, si esa es tu elección, siempre y cuando no implique romper los lazos familiares ni cambiarse el apellido.


También puedes cambiártelo de manera informal, es decir, hacerse llamar por otro nombre por las personas conocidas, sin necesidad de los cambios en documentos y trámites legales (usar un alias). Con esta opción, el problema es que tus documentos van a salir a nombre de una persona y en tu cotidianidad te llamarán de forma diferente, pero solo es cuestión de acostumbrarse. 

Una tercera opción es adoptar la versión en árabe del nombre propio. Por ejemplo, si te llamas José, hacerte llamar Yusuf, o si te llamas María, será Mariam, y así sucesivamente. Es una opción equilibrada para quienes tienen esa posibilidad.

Debes saber que tu nombre es parte de tu personalidad, cambiarlo es un proceso, acostumbrarte a escuchar que te llamen de otra manera te llevará tiempo. El cambio de nombre es un paso importante en la vida de un musulmán, es una decisión que debe ser tomada con conciencia, y no es urgente (a menos que sea en uno de los casos mencionados arriba), puedes reflexionarlo. 

¿Cómo escojo mi nuevo nombre?

 
Para el converso la posibilidad de cambiar de nombre puede ser liberadora, como la marca de inicio de un nuevo camino, por eso muchos eligen llamarse de una manera nueva después de su cambio al Islam. 

El Profeta (B. y P.) solía escoger el nombre de sus nuevos compañeros y compañeras cuando se islamizaban, sin embargo, no era normal que otros lo hicieran. Existe una costumbre arraigada en las mezquitas: cuando alguien hace shajada, le dicen: “te vas a llamar Fulano”, y la persona queda con la sensación de que fue “bautizada” con este nuevo nombre. No es así, la declaración de fe no lleva integrada este cambio.


Si decides cambiar tu nombre debes seguir la sunna, no hay que confundir entre un nombre árabe y un nombre islámico, algunas personas se cambian el nombre por Laila (noche), Warda (flor) y otros, que no son más que la traducción de palabras al árabe, no son de tradición islámica. 

Puedes escoger tu nombre entre los compañeros, compañeras o esposas del profeta, también entre los profetas, hombres y mujeres mencionados en el Corán. Para los hombres es especialmente recomendado ponerse nombres con la partícula Abd, que significa Siervo de, seguido de uno de los nombres sublimes de Al-lah. Por eso son muy populares nombres como Abdallah, Abdurashid, Abdurajmán, etc.

También está la costumbre de la Kunia, o sobrenombre, que es cuando te haces llamar por tu descendencia o ascendencia, en este caso no cambias tu nombre de pila sino que asumes un sobrenombre: los más comunes son Umm (madre) o Abu (padre) y luego poner el nombre de uno o varios hijos, como Umm Shafia o Abu Gabriel, que significarían madre de Shafia y padre de Gabriel respectivamente. Además, está la partícula Binta (hija de) o Ibnu (hijo de) seguido del nombre de la mamá o el papá, esto es perfectamente válido en el Islam. 

Así mismo, tenemos el uso de apodos, por ejemplo, Abu Báker también era llamado As Sidik (El Sincero), el Profeta era llamado Al Amín (El Confiable) y Aisha era llamada Bajru al Ulum (El Océano de Conocimiento), y casi todos los compañeros tuvieron un apodo. Una manera de común de usar un apodo es con la nacionalidad, llamarse Abdulah el colombiano es válido, al igual que Aisha mexicana. 

Puedes usar cualquiera de estas combinaciones entre nombre propio, sobrenombre y apodo para lograr que tu nueva identidad te siente de manera perfecta.

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