¿DIVINIDAD DE JESÚS? UNA INDAGACIÓN
El hombre está
hecho para adorar y obedecer; pero si no le das órdenes, si no le brindas nada
qué adorar, él inventará sus propias deidades, y hallará un líder en sus
propias pasiones.
—Benjamin
Disraeli, Coningsby.
La diferencia crítica entre las
enseñanzas de Jesús y la fórmula trinitaria está en elevar a Jesús al estatus
divino, un estatus que Jesús negó en los evangelios:
“¿Por qué me llamas bueno?
Ninguno hay bueno sino uno: Dios”. (Mateo 19:17, Marcos 10:18, y Lucas 18:19)
“El Padre mayor es que yo”. (Juan
14:28)
“Nada hago por mí mismo, sino que
según me enseñó el Padre, así hablo”. (Juan 8:28)
“De cierto, de cierto os digo: No
puede el Hijo hacer nada por sí mismo…”. (Juan 5:19)
“Pero yo lo conozco, porque de Él
procedo, y Él me envió”. (Juan 7:29)
“El que me desecha a mí, desecha
al que me envió”. (Lucas 10:16)
“Pero ahora voy al que me
envió…”. (Juan 16:5)
“Jesús les respondió y dijo: Mi
doctrina no es mía, sino de aquel que me envió”. (Juan 7:16)
“Porque yo no he hablado por mi
propia cuenta; el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de
decir, y de lo que he de hablar”. (Juan 12:49)1(NE)
¿Qué dice la teología paulina?
Que Jesús es socio en la divinidad, Dios encarnado. Entonces, ¿a quién debemos
creerle? Si a Jesús, entonces escuchemos lo que sea que él tiene para decir:
“Oye, Israel; el Señor nuestro
Dios, el Señor uno es”. (Marcos 12:29)
“Pero de aquel día y de la hora
nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino
el Padre”. (Marcos 13:32)
“Al Señor tu Dios adorarás, y a
Él sólo servirás”. (Lucas 4:8)
“Mi comida es que haga la
voluntad del que me envió…”. (Juan 4:34)
“No puedo yo hacer nada por mí
mismo… porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
(Juan 5:30)
“Porque he descendido del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. (Juan 6:38)
“Mi doctrina no es mía,
sino de aquel que me envió”. (Juan 7:16)
“Subo a mi Padre y a vuestro
Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. (Juan 20:17)
Mis itálicas en los versículos
anteriores no implican que Jesús habló con énfasis, aunque nadie puede asegurar
con certeza que no lo hizo. Más bien, las itálicas subrayan el hecho de que
Jesús no sólo nunca reclamó para sí divinidad, sino que sería el primero en
negarlo. En las palabras de Joel Carmichael: “La idea de esta nueva religión,
con él mismo como deidad, fue algo de lo que él [Jesucristo] jamás pudo haber
tenido el indicio más leve. En palabras de Charles Guignebert, ‘ni siquiera
cruzó por su mente’”2.
“No hay profeta sin honra
sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa”. (Marcos 6:4)
“Pero Jesús les dijo: No hay profeta
sin honra, sino en su propia tierra y en su casa’”. (Mateo 13:57)
“No es posible que un profeta
muera fuera de Jerusalén”. (Lucas 13:33)
Aquellos que lo conocieron
confesaron: “Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea” (Mateo 21:11); y:
“Un gran profeta se ha levantado entre nosotros…” (Lucas 7:16). Los discípulos
reconocieron a Jesús como “que fue varón profeta” (Lucas 24:19. Véase también
Mateo 14:5, 21:46, y Juan 6:14). Si estas declaraciones fueran inexactas, ¿por
qué Jesús no los corrigió? ¿Por qué no se autodefinió como deidad si, en
realidad, era verdaderamente una deidad? Cuando la mujer en el pozo afirmó:
“Señor, me parece que tú eres profeta” (Juan 4:19), ¿por qué no le agradeció su
humilde impresión, pero le explicó que había más en su esencia que sólo
profecía?
¿O no lo había?
De hecho, el único
versículo del Nuevo Testamento que apoya la doctrina de la Encarnación es 1
Timoteo 3:164.
Sin embargo, en relación a este
versículo (que declara que “Dios fue manifestado en carne”), Gibbon anota:
“Esta fuerte expresión puede justificarse por el lenguaje de San Pablo (I Tim.
3:16), pero somos engañados por nuestras biblias modernas. La palabra quien
fue cambiada por Dios en Constantinopla a comienzos del siglo VI: la
frase real, que es visible en las versiones en latín y en siríaco, aún existe
en los razonamientos de los padres griegos y latinos; y este fraude, junto con
aquel de los tres testigos de San Juan, es admirablemente
detectado por Sir Isaac Newton”5.
¿Fraude? Bueno… esta es
una palabra fuerte. Pero si miramos a los eruditos más modernos, es una palabra
bien aplicada, pues “algunos pasajes del Nuevo Testamento fueron modificados para
enfatizar más precisamente que Jesús fue una deidad”6.
¿La Biblia fue modificada?
¿Por razones doctrinales? Difícil hallar una palabra más apropiada que
“fraude”, dadas las circunstancias.
En un capítulo intitulado
“Alteraciones Teológicamente Motivadas del Texto” en su libro Misquoting
Jesus [Citando erróneamente a Jesús], el profesor Ehrman diserta sobre la
corrupción de 1 Timoteo 3:16, que fue detectada no sólo por Sir Isaac Newton,
sino también por el erudito del siglo XVIII, Johann J. Wettstein. En palabras
de Ehrman: “Un escriba tardío ha alterado el texto original, de modo que ya no
se lee ‘quien’ sino ‘Dios’ (manifestado en carne). En otras palabras, este
corrector tardío cambió el texto en esta forma para acentuar la divinidad de
Cristo… Nuestros mejores y más antiguos manuscritos, sin embargo, hablan de
Cristo ‘quien’ fue manifestado en carne, sin llamar a Jesús, explícitamente,
Dios”7.
Ehrman subraya que esta
corrupción es evidente en cinco manuscritos griegos tempranos. En todo caso,
fueron los manuscritos corruptos, y no los “más antiguos y mejores” los que
llegaron a dominar tanto los manuscritos medievales como las traducciones al
inglés antiguo8. En consecuencia, desde los tiempos medievales hasta
hoy, los dogmas de la fe cristiana han sufrido la influencia corrupta de una
iglesia más devota a la teología que a la realidad9.
Ehrman agrega: “Mientras
Wettstein continuaba sus investigaciones, encontró otros pasajes típicamente
utilizados para afirmar la doctrina de la divinidad de Cristo que de hecho
representaban problemas textuales. Cuando esos problemas son resueltos con base
en la crítica textual, en la mayoría de las instancias las referencias a la
divinidad de Jesús desaparecen”10.
Dado lo anterior, no es de
sorprender que el cristianismo del siglo XX se haya expandido para incluir a
aquellos que niegan la supuesta divinidad de Jesús. Una señal significativa de
este cambio es el siguiente reportaje del periódico londinense Daily News:
“Más de la mitad de los obispos anglicanos ingleses dicen que los cristianos no
están obligados a creer que Jesucristo fue Dios, según una encuesta publicada
hoy”11. ¡Es digno de resaltar que no fue el mero clero el que fue
encuestado, sino los obispos, dejando sin duda a muchos en sus
congregaciones rascándose la cabeza y preguntándose quién cree, si no sus
obispos!
1 Véase también Mateo 24:36, Lucas 23:46, Juan 8:42, Juan 14:24, Juan 17:6-8, etc.
2 Carmichael, Joel. p. 203
3 Hombre: véase Hechos 2:22, 7:56, 13:38, 17:31; Siervo de Dios: véase Hechos 3:13, 3:26, 4:27, 4:30.
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