lunes, 21 de febrero de 2011

¿Dónde están los hombres como Elías, David, Josué, Daniel... Mujeres como Débora, Ester, María…?

¿Dónde están los hombres como Elías, David, Josué, Daniel... Mujeres como Débora, Ester, María…?


Por: Said Abdunur Pedraza

Me atreví a tomar del estado de Facebook de una amiga cristiana la frase que sirve de título a este artículo, puesto que la pregunta es correcta y perfectamente relevante. Dios, Alabado Sea, ha enviado a la Tierra más de 120.000 profetas en todas las épocas, para todos los pueblos, con un mismo mensaje básico: Dios existe, es Uno y Único, Creador y Dueño de Todo, y debemos adorarlo sólo a Él y obedecer Su Ley.  ("Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es," Deuteronomio 1:6. "Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es," Marcos 12:29, "Sólo a Ti [Oh Dios] adoramos y sólo de Ti imploramos ayuda," Corán 1:5). En la base fundamental y ancestral de todas las religiones y culturas, subyace esta gran verdad (véase El Monoteísmo Primitivo y el Origen del Politeísmo.)

Los Profetas, así como sus esposas, madres e hijas, que la paz de Dios sea con todos ellos y ellas, han sido elegidos por Dios para que sirvan de ejemplo a las gentes de todos los tiempos. Sus vidas han sido rectas, justas y ejemplares, e imitarlos a ellos y ellas en su piedad, devoción, rectitud, pudor, humildad, sencillez, honestidad, honradez, laboriosidad, solidaridad, y en sus completos amor, sumisión y temor a Dios, es la forma en que podemos llevar vidas verdaderas y aspirar a la Misericordia del Todopoderoso. Sólo así tendremos éxito en esta vida y en la última.

El problema, muchas veces, radica en las corrupciones que ha sufrido la Biblia y las malas interpretaciones que, a raíz de traducciones acomodadas, se han hecho de ella (véase Los Últimos Hallazgos Arqueológicos Bíblicos y la Autenticidad de la Biblia Actual.) Por ejemplo Noé, que la Paz de Dios sea con él, es uno de los grandes Profetas enviados por Dios a la tierra. Sin embargo, lo que nos cuenta la Biblia de él es bastante absurdo: Primero se nos miente respecto a la naturaleza divina, diciéndonos que “se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón” (Génesis 6:6), frase que no cabe en la mente ni el corazón de cualquiera que entienda que Dios no es humano ni tiene sentimientos humanos. Él es Omnisciente y no se arrepiente de sus actos, Él sabía perfectamente antes de crear el universo, que iba a crear al ser humano, cómo iba a ser, qué fortalezas y qué debilidades lo iban a caracterizar, y cuál iba a ser su comportamiento. De hecho la propia Biblia se contradice más adelante: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23:19).

Y luego, nos miente respecto a la rectitud y vida ejemplar del profeta Noé (P), al decirnos que él “bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.” (Génesis 9:21) ¿Dios se arrepintió de haber creado al hombre, lo destruyó por sembrar la corrupción en la tierra, y para iniciar una nueva y mejor humanidad, eligió a un alcohólico que viendo al planeta entero devastado, no pensó en más que en emborracharse a tal punto que sus hijos lo encontraron desnudo en medio de la tienda, totalmente fuera de control? ¿Ese es un Profeta de Dios? ¿Entonces qué podemos esperar de los demás mortales? (Véase Notas sobre el Diluvio Universal y el Arca de Noé.)

La propia Biblia explica que los aficionados a las bebidas alcohólicas no verán el Paraíso. 1 Corintios 6:9-10 dice claramente: “No erréis; ni los fornicarios, […] ni los borrachos, […] heredarán el reino de Dios.” Y 1 Pedro 4:3 dice: “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.” Véase también Isaías 5:11-25, Gálatas 5:19-21, 1 Timoteo 3:8 y Romanos 13:13-14. Entonces, ¿cómo puede Dios haber elegido a un borracho para darle un “inicio nuevo” a la humanidad? "Los embriagantes, los juegos de apuesta, [...] y consultar la suerte [...] son una obra inmunda de Satanás," Corán 5:90.

Pensemos también en la historia de las bodas de Canaán. Según Juan 2:10, la costumbre era servir el buen vino al iniciar la fiesta, y cuando la gente ya estaba borracha, el malo, pues ya en estado de embriaguez a nadie le importaba la calidad del vino, y quedaba la primera impresión de que se les había servido un vino excelente. Sin embargo, al novio le dicen que ha dejado el mejor para el final. Es decir, después que los comensales habían bebido bastante, al punto de acabar con todo el vino, Jesús, que la Paz de Dios sea con él, convirtió el agua en vino (Juan 2:1-10), convirtiéndose a su vez en copartícipe de la embriaguez de los demás, secundándolos en su actividad ilícita. ¿Resulta propio de Jesús (P) el darle más vino a gente ya bebida para que se embriaguen, siendo que los borrachos no heredarán el reino de Dios?

Por supuesto que no. Sabemos que tanto Noé como Jesús, que la Paz de Dios sea con ambos, fueron hombres justos, rectos, sumisos a la voluntad de Dios, respetuosos de la Ley divina, que se alejaban del mal y lo prohibían, no lo permitían ni mucho menos lo secundaban. (Véase El Alcohol en el Islam.) De hecho, una de las señales de que un hombre es profeta, es que no consume bebidas alcohólicas nunca en su vida, y de ello da fe la Biblia al referirse a Juan el Bautista, quien según Lucas 1:15, “no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre”. ¿Debemos pensar, acaso, que Jesús estuvo por debajo de las cualidades de Juan el Bautista (P), y que mientras este último demostró su pureza no consumiendo jamás bebidas alcohólicas, Jesús (P) se dio a la bebida y dio alcohol a beber a los demás?

Podríamos hablar también de David (P), otro profeta vilipendiado en la Biblia. Según 2 Samuel 11:2-26, David (P) cometió adulterio con Betsabé, y no contento con ello, ordenó el asesinato del su esposo, Urías, para así quedarse con ella. ¿Semejante degenerado y criminal atroz, resulta ser un Profeta de Dios, elegido para ser Rey de Israel? ¿Qué clase de gente es la que el Creador designa para ser guía de los pueblos? (Véase Zina, Fornicación, Adulterio, Pornografía: Deformando la Sexualidad.) La misma Biblia nos dice que alguien así debe ser condenado a muerte: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” (Levítico 20:10). ¿Cabe imaginar que un profeta, y rey de los hebreos, evadiera la ley para cometer adulterio y no recibir la pena correspondiente?

También está Salomón (P). En 1 Reyes 11:1-10 se afirma que él abandonó el monoteísmo y se dedicó a la idolatría y la hechicería. ¿Cómo puede un Profeta enviado por Dios alejarse del Mensaje para el que fue enviado? El Corán en 2:102 nos aclara que Salomón jamás incurrió en tales prácticas paganas. Por si fuera poco, la Biblia dice que Salomón fue el fruto del adulterio de David (P) con Betsabé. ¿Cómo podría Salomón, siendo ilegítimo, haber sido profeta y rey del pueblo hebreo? Según la Biblia, tal cosa es imposible: “No entrará bastardo en la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la congregación de Jehová. (Deuteronomio 23:2).

¿Y qué decir de Lot (P)? Según la Biblia, sus hijas lo emborracharon y violaron, y ambas engendraron de tal incesto (Génesis 19:30–36). Una historia como para leerle a los niños antes de dormir.

Muchos otros profetas y hombres justos aparecen deformados en la Biblia, a cuenta de las alteraciones y tergiversaciones que ha sufrido la Escritura a lo largo de los siglos. Que el Clemente proteja y bendiga a todos Sus Profetas y sus familias, y les perdone lo que la gente ha inventado sobre ellos.

Sabemos que todo ello son calumnias. Noé, David, Salomón y Jesús, así como todos los demás Profetas, que la Paz de Dios sea con todos ellos y sus familias, fueron personas rectas, justas y fieles cumplidoras de la Ley divina. El Corán nos relata sus verdaderas historias, gracias a que el texto coránico no ha sido manipulado ni está corrupto (Dios prometió mantenerlo intacto hasta el Día del Juicio, y en más de 14 siglos esta promesa se ha cumplido). Ninguno de ellos fue dado a la bebida, ni cometió adulterio ni ningún otro pecado mayor, y cuando cometieron errores (porque como humanos que eran, cometieron algunos errores), Dios los reprendió de inmediato y ellos, al instante, mostraron arrepentimiento sincero, pidieron perdón al Compasivo, y jamás volvieron a cometer la misma falta.

Pero la pregunta sigue en pie: ¿Dónde están los hombres como Elías, David, Josué, Daniel... Mujeres como Débora, Ester, María…? Muchos se escudan en las historias contradictorias y falaces de la Biblia respecto a los Profetas (P): beben con la excusa de que “Jesús también bebía,” se entregan a los placeres carnales con la excusa de que “hasta David cometió adulterio,”  creen en agüeros, adivinos, santos, imágenes e ídolos porque “hasta el propio Salomón se dedicó a la hechicería”, y rechazan el ejemplo de los hombres y mujeres virtuosos de la historia porque “ellos son santos que hacen milagros,” por lo tanto, ¿cómo se espera que un humano común y corriente los imite?

Peor aún es el caso de Jesús (P). Los Cristianos dicen que es el mismísimo Dios o el hijo de Dios. ¿Cómo, entonces, seguir sus pasos, imitar su forma de vida, y esforzarse en ser como él, si al fin y al cabo, era divino? Un simple mortal no puede aspirar a imitar a Dios, así que resulta mejor aferrarse a la idea de que él murió por los pecados de todos, y como el que peca y reza empata, y luego la “sangre de Cristo” lo lava todo, pues… Pero, ¿eso fue lo que enseñó Jesús (P)? ¿Dónde en la Biblia dice Jesús (P) que él es Dios, que él estuvo presente durante la creación del mundo, o que él es el hijo de Dios? Por el contrario, Jesús (P) sólo se identifica a sí mismo como “hijo del hombre”, y enseña: “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” Marcos 12:29. Al decir nuestro, Jesús se incluye a sí mismo, habla del Dios de él y de todos nosotros, él afirma, por tanto, que es una creación de Dios y un siervo de Dios, no Dios mismo. La doctrina de la Trinidad (creada por hombres en el siglo IV) afirma que Jesús es "Hijo de Dios, engendrado, no hecho," pero en ninguna parte de la Biblia dice Dios “este es Mi hijo, a quien he engendrado,” por el contrario, Dios mismo afirma: “He aquí mi siervo, a quien he escogido Mateo 12:18. Y Jesús (P) lo corrobora diciendo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Jesús (P) fue un Profeta enviado por Dios para las ovejas perdidas de la casa de Israel, no una divinidad encarnada que debía cometer suicidio (¡pecado mayor!) para “salvar” a una humanidad que ya tenía 150.000 años de existencia sin salvador alguno (al respecto, véase “El Gran Viaje” y otros artículos de The Genographic Project sobre la Eva Mitocondrial y el Adán Genético). Y como los demás profetas, Jesús fue enviado para servir de modelo a la humanidad, para que lo imitemos y llevemos una vida recta como él: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también…” (Juan 14:12).

¿Cuántas Cristianas devotas visten y se comportan como María (P), la madre del que ellas consideran “su salvador”? Claro, es más fácil endiosarla a ella también y rezarle, cometiendo con ello idolatría, que tratar de imitarla en su forma de ser, de vestir y de vivir. Si miramos a una Cristiana devota al lado de una Musulmana devota, ¿cuál resulta más fiel a las enseñanzas y al ejemplo de María (P)? ¿Por qué si las religiosas Católicas se cubren en señal de recato y en imitación de María (P), las laicas Católicas y demás Cristianas no hacen lo mismo (como sí hacen las Musulmanas) a pesar que muchas de ellas lo hicieron hasta mediados del siglo XX? ¿Por qué si todos los Profetas usaron barba, los Cristianos no lo hacen como sí lo hacen los Musulmanes? ¿Por qué si todos los Profetas saludaban siempre deseando la paz (shalom, salam…), los Cristianos no lo hacen, como sí hacen los Musulmanes? ¿Por qué a sabiendas que Jesús (P) fue circunciso, son los Musulmanes y Judíos, y no los Cristianos, los que siguen esta práctica por razones religiosas? Jesús (P) fue un fiel cumplidor de la Ley del Antiguo Testamento, por ello jamás comió cerdo (Deuteronomio 14:3-8), ¿por qué entonces los Cristianos comen cerdo, en lugar de rechazarlo como hacen los Musulmanes? ¿Acaso las normas que acataban los Profetas ya no son válidas o han perdido importancia? ¿Dónde dijo Jesús que había venido a abolir la Ley? En ninguna parte de los evangelios dice tal cosa, pero sí afirma lo contrario: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido,” Mateo 5:18. Pero la mayoría de los Cristianos siguen las enseñanzas de Pablo de Tarso, no las de Jesús de Nazaret y los demás Profetas. Y si consideramos que Pablo, no conoció a Jesús (P), nunca estuvo cerca de él, y además fue considerado hereje, rechazado por Pedro y Santiago, los principales defensores de las enseñanzas de Jesús (P), ¿están siguiendo el camino correcto los Cristianos, el camino de los Profetas, o un camino desviado trazado por un hombre que malinterpretó los evangelios a su acomodo, basado en una supuesta “visión” que bien pudo provenir de Satanás, de una enfermedad mental, o de una intoxicación, y no de Dios? Pues no tiene sentido que Dios le hubiera revelado a un solo hombre (que no era profeta) en una visión, algo que va en total contravía a todo lo que Él mismo reveló a todos los Profetas a lo largo de los siglos.

La gente ha olvidado que la mejor forma de vivir en comunidad, es poner en práctica los buenos modales y costumbres de los Profetas (visitar a los enfermos, ayudar a los necesitados, preocuparse por los vecinos, proteger a los desvalidos, saludar siempre deseando paz, acompañar los cortejos fúnebres, dar buen consejo al que lo necesita, ayunar, hacer caridad, responder al mal con bien, hacer el bien y rechazar el mal, etc.) La gente tampoco piensa mucho en que resulta apenas obvio que una persona cuya vida esté basada en los principios y valores de los Profetas, reflejará esos principios en su trato con los demás y en su forma de vestir y de hablar. ¿Acaso alguien puede imaginarse que si María (P) viviera hoy día, saldría a la calle con la cabeza descubierta, vistiendo blusa transparente y minifalda? ¿O a Jesús (P) con jean ajustado y camiseta esqueleto? ¿O qué tal Jesús (P) vistiendo traje Armani y reloj de oro, con el mismo aspecto que los “hombres de negro”? ¿Y María (P) con el look de ejecutiva de éxito? No, las personalidades de ellos no concuerdan con esas vestimentas. Por ello, no es baladí el asunto de la ropa, pues ésta refleja qué tan desapegada está la persona del mundo material y qué tan sencilla, honesta y humilde es. El hábito no hace al monje, pero el monje sí refleja  en el hábito su forma de vida y de ver el mundo. Es decir, el monje hace al hábito.

Es cierto, hoy día no se ven muchos hombres que sigan el ejemplo de los Profetas, ni mujeres que sigan el ejemplo de las madres, esposas e hijas de los Profetas. Y puedo asegurar que entre los pocos hombres y mujeres que buscan seguir estos ejemplos, la mayoría son Musulmanes, pues sólo el Islam enseña que debemos amar e imitar a todos los Profetas enviados por Dios (a TODOS) y debemos reconocer y respetar todas las Revelaciones hechas por Dios a Sus Profetas. Además, ¿qué tan bien conocemos las vidas de los Profetas? Cualquiera que indague a fondo sobre Abraham, Salomón, Isaac, Ismael, Jacob, Moisés y demás Profetas, que la Paz de Dios sea con todos ellos, encontrará que la información es poca, insuficiente, muchas veces sesgada, malinterpretada, corrupta. Y quizás el Profeta que menos conocemos a ciencia cierta, pues su historia real ha sido completamente velada bajo un espeso manto de mitología y falsedad llamado “cristología,” es Jesús (P). Sólo el Corán nos dice la verdad sobre estos Profetas, pero tampoco nos detalla sus vidas y obras. En otras palabras, fuera del Islam prácticamente no encontramos información sobre los profetas, excepto lo que dice la Biblia, y ya vimos que las versiones bíblicas de las vidas de los profetas no son de fiar. Sólo en el Islam podemos conocer a los profetas, pero no con toda profundidad.

Por fortuna, tenemos un registro amplio, detallado, estricto y fiel de la vida de Mujámmad, que la Paz y las Bendiciones de Dios sean con él, el último de los Profetas, enviado por Dios a toda la humanidad para confirmar y reformar las Revelaciones anteriores a través del mensaje final: El Sagrado Corán. Mujámmad (ByP) vestía como todos los demás Profetas: túnica, bastón, barba, sandalias… Tenía las mismas cualidades de todos los demás Profetas: sabiduría, recato, paciencia, humildad, misericordia, amor y temor a Dios, sumisión total a la voluntad divina… Llevó una vida similar a la de todos los demás Profetas, sencilla, humilde, desapegada de todo lo mundano, y luchó por la misma causa que todos los demás Profetas, la causa de Dios. Por ello, seguirlo a él es seguir a todos los Profetas anteriores. Y seguirlo significa imitarlo en su creencia, en su forma de adorar a Dios, en su forma de vivir, de comer, de hacer negocios, de manejar su hogar, de vestir, de tratar a sus amigos y vecinos, etc.

Jesús (P), enviado por Dios para guiar a las ovejas perdidas de Israel (Mateo 10:5–6 y 15:22–28, y Marcos 7:25–30), le explicó a las gentes de su pueblo que debían seguir sus pasos, pues él era camino, verdad y vida. En efecto, cada pueblo debía seguir los pasos de los Profetas que le habían sido enviados, pues para eso Dios envió como Mensajeros a seres humanos: para que no tengamos excusas y los imitemos en todo. Están los libros revelados, pero cada quien puede interpretarlos a su acomodo. ¿Cómo saber cuál es la interpretación correcta? Bien, para eso están los Profetas: ellos vivieron de conformidad a la Ley divina, su ejemplo es la interpretación correcta de las Escrituras, por ello la salvación no está en creer en un “salvador”, sino en llevar una vida recta como la que llevaron los Profetas: “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26).

El bien y el mal sí existen. Dios es Quien nos dice qué es lo correcto y qué es lo incorrecto. Y los Profetas son los que nos enseñan con su ejemplo de vida, cómo vivir de la manera correcta. Sí, ellos eran especiales, protegidos por Dios, Quien les brindó unos dones, unos atributos que les permitieron cumplir con su misión profética. Pero eran seres humanos de carne y hueso, con necesidades, debilidades, defectos y fortalezas, como todos nosotros.

Seguir la Sunna (tradición) del Profeta Mujámmad (ByP), es seguir el camino de todos los Profetas. Quien se esfuerza en ser como Mujámmad (ByP), se parece más a David, Elías, Josué y Jesús, que cualquier otro. Y la mujer que se esfuerza en parecerse lo más posible a Jadiya, Aicha, Zainab y demás esposas del Profeta Mujámmad (ByP), está más cerca de ser como María o Ester que cualquier otra. De allí la importancia de entender que el Islam es un todo: no es sólo ir a la mezquita los viernes a escuchar el Jutba (sermón), no es sólo rezar 5 veces todos los días, es una forma de vida completa que nos enseña desde cómo comer, dormir, vestir e ir al baño, hasta cómo hacer negocios o cómo gobernar con justicia una nación. El Islam es una religión 7/24, porque el Musulmán sabe que Dios lo ve todo el tiempo, aunque él no pueda verlo. Porque el Musulmán entiende que creer en Dios no es algo del fuero interno, ni de palabra, es algo que se piensa, se siente y se verifica en todos los actos de la vida del creyente.

¿Dónde están los hombres como Elías, David, Josué, Daniel... Mujeres como Débora, Ester, María…? Busquen entre los Musulmanes. No todos somos así, no todos estamos completamente sometidos a la voluntad divina. Algunos apenas estamos iniciando el camino y nos falta conocimiento, práctica, fortalecer la fe. Otros se han desviado o carecen de fe. Pero entre los Musulmanes practicantes y devotos, los hallarán. Los verdaderos Musulmanes y Musulmanas son esos hombres y mujeres rectos que mi amiga Cristiana tanto quisiera conocer, los verdaderos seguidores de los Profetas (P).

"Decid: Creemos en Allah y en lo que nos fue revelado, en lo que reveló a Abraham, a Ismael, Isaac, Jacob y las doce tribus [descendientes de los hijos de Jacob], y lo que reveló a Moisés, Jesús y a los demás Profetas. No discriminamos entre ellos, y nos sometemos a Él." Corán 2:136.

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